QUILMES – Si te pensabas que en el país no había plata… era porque no estabas mirando donde hay que mirar: ¡en el Paseo de la Lealtad, papá!. Mayra Mendoza agarró 300 millones de pesos (sí, trescientos millones) y dijo: “¿Cloacas? ¿Hospitales? ¡Qué antigüedad, papá! Mejor hagamosle un altar a la Jefa, con luces, trono y, si pinta, un spa para la estatua.”
Porque en Quilmes la cosa no está para tomar agua potable, pero para levantarle un Olimpo a Cristina sí hay presupuesto.
La estatua viajera: de Ecuador a la republiqueta K de Quilmes
¿Te acordás de la estatua de Néstor que estaba guardada más tiempo que el asado de la Muni? Bueno, ahora Mayra la hizo traer, como si fuese la Mona Jiménez a un cuarteto, para inaugurar el Paseo de la Lealtad.
“De Quito al Polideportivo: la estatua ahora vive mejor que vos, gil”, podría titular Clarín, pero nosotros en Mandrilandia sabemos: el bronce no paga luz, pero el quilmeño sí.
El altar de la cheta de Tolosa
Dicen que cuando Cristina vio el altar exclamó: “¡Mayra, querida! ¡Esto parece Versalles, pero con choripán!”.
Hay que reconocerlo: Mayra no escatima. Mientras en los barrios los pibes juegan al fútbol en calles que parecen trincheras, ella levanta un santuario de 300 palos para la reina madre.
Che Mayra, ¿y si en vez de ponerle luces LED al altar, le ponés al barrio que está todo a oscuras?
El show de la lealtad
El Paseo no es solo una estatua, es un parque temático:
- Puerta con arco triunfal (porque la humildad no va con los K).
- Luces que cambian de color (para cuando Cristina venga en modo “No me toquen el timbre”).
- Y un espacio para que los militantes recen a la Jefa… porque en el kirchnerismo la fe mueve montañas… de plata ajena.
El infierno ya tiene sucursal en Quilmes
Mientras tanto, los leones rugen desde afuera: “¡Basta de gastar en bronce, basta de altar K, dejen de vivir de la nuestra!”
Pero adentro del Paseo, los kukas aplauden como si estuvieran en la cancha: “¡Vamos a volver!”, y el Diablo, que también estaba invitado, les dijo: “¿Volver? Pero si acá ya tienen planta permanente, no jodan.”
Conclusión Mandril
En Quilmes no hay agua, no hay cloacas, pero hay altar.
Cristina tiene estatua, trono y luces dignas de un boliche de Ibiza.
Y vos, vecino, seguí esperando que te arreglen la vereda.
El León no usa tobillera…
¡y mucho menos hace altares para los que nos metieron en el barro!